Paco Roca

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Paco Roca
El historietista Paco Roca (Valencia, 56 años) ha hecho de la memoria y el estudio del pasado su obsesión, el eje sobre el que giran casi todos sus cómics. El autor de 'Los surcos del azar', 'El abismo del olvido', 'Arrugas' o 'Regreso al Edén' parte de la premisa de que aquello que se olvida nunca existió. De ahí que la recuperación de la memoria identitaria, familiar, sentimental e histórica sea el 'leitmotiv' de su trabajo. Para luchar contra los efectos devastadoras de la amnesia, el Instituto Cervantes dedica una exposición, 'La memoria. Viaje emocional por los cómics de Paco Roca', al dibujante e ilustrador, en la que se exponen más de 70 piezas que van desde la historia silenciada de los exilados españoles hasta enfermedades como el alzhéimer.
-¿Su obra es un alegato contra el olvido?
-Yo creo que sí. Para mí la memoria es un gran personaje. Todo lo que somos se olvidará, tanto en en el orden individual como colectivo. Uno de los peligros lo vemos cuando trasladamos esto a nuestra memoria reciente: el olvido conduce a la manipulación y la politización del pasado.
-¿Qué se ha hecho mal para que parte de la juventud española vea la dictadura de Franco como algo admirable?
-En parte se debe a esa desmemoria que hemos arrastrado. No conocer el pasado permite que cualquiera pueda reinterpretarlo. Hoy en día vemos a personas -incluso partidos políticos- que dicen que la dictadura fue una época de progreso, que hubo una 'dictablanda'. Pero si la dictadura no fue dañina, ¿por qué tenemos una democracia? Olvidar el pasado es un peligro.
-¿La desinformación es un arma poderosa?
-Cuando reina la desinformación cabe todo, y eso es aprovechado por determinados grupos para manipular la historia y, de alguna manera, atacar los valores democráticos. Ya se empieza a ver en encuestas: hay jóvenes que, al no ver en la democracia una vía para alcanzar sus expectativas de vida, estarían dispuestos a sacrificar libertades a cambio de garantías básicas.
-¿Fue un error que durante la Transición se apelara a enterrar el pasado para lograr la reconciliación de las dos Españas?
-En aquel momento se hizo lo que se pudo. Para conquistar la democracia fue necesario convivir con la dictadura, porque muchas figuras clave -partidos, dirigentes, élites- provenían del régimen franquista. Fue una concesión necesaria. Pero también es cierto que desde entonces ha pasado mucho tiempo. Por ejemplo, la Ley de Memoria Histórica no llegó hasta 2007, tardó muchísimo. Y cuestiones como la exhumación de las fosas comunes han llegado muy tarde.
-¿Le preocupa el revisionismo?
-Desde el punto de vista académico e historiográfico, no hay revisionismo, se sabe perfectamente quiénes son historiadores serios y quiénes no. El verdadero peligro radica en el discurso de un político que manipula el pasado o de un periodista que dice cualquier cosa en un momento dado. Pero adonde no llega el ensayo histórico, lo hace un cómic, una novela o una película.
-¿Y en tiempos tan polarizados ha sufrido intentos de cancelación?
-Siempre hay comentarios de personas que no leen mis obras y me juzgan por cosas que ni siquiera he hecho. Por ejemplo, con 'El abismo del olvido' me reprochaban que no había hablado de la represión republicana, cosa que no es cierta. Me han querido colocar en un espacio de propaganda política del que precisamente intento huir. Yo busco reflexionar de forma amplia, sin someterme a ningún partido. No busco adoctrinar, sino suscitar el pensamiento.
-¿Por qué es tan difícil llegar a un consenso sobre la Guerra Civil?
-Creo que fue Gervasio Sánchez quien dijo que se necesitan varias generaciones para superar un trauma bélico o una dictadura. Y en España aún no ha llegado ese momento. Quizá dentro de 50 o 60 años nos avergonzarán las hemerotecas con las declaraciones que hoy hacen algunos políticos sobre la Guerra Civil y la dictadura. Será como hablar de las guerras carlistas.
-Ha indagado en la memoria familiar. ¿Cómo fue la vida de sus padres?
-Abordar la vida de mis padres suponía reconstruir la historia de una parte de España. Ellos no vivieron grandes dramas, no fueron perseguidos, no hicieron nada heroico. Mi padre, que era de clase media-baja, creía en el esfuerzo y el trabajo. Mi madre nunca estudió, en su entorno solo lo hacían los hombres, de modo que prácticamente era analfabeta, y eso condicionó mucho su forma de ver el mundo. Mi interés por la narración viene de ella, de su imaginación fantasiosa. Su concepción de la vida venía de las películas, la Biblia y las historias le contaban.
-¿Por qué dice que quien domina el pasado controla el presente y el futuro?
-Lo decía George Orwell. La memoria es también una herramienta de poder, de manera que si controlas el pasado, dominas el presente y, por tanto, puedes diseñar el futuro. La dictadura lo hizo, fabricó un relato según el cual la II República nacía de un golpe de Estado. De ahí, que el alzamiento fuera necesario para frenar a los rojos y restablecer los valores católicos.
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