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El antes y el después era muy elocuente. Los participantes en la Farinato Race, que el pasado año regresó a León y este fin de semana ha repetido presencia en la capital leonesa, salían limpios, impolutos, y regresaban llenos de barro a la meta.
Ese es uno de los objetivos de esta prueba de obstáculos en la que más de un millar de participantes se dieron cita en un circuito que partía desde el inicio de la calle Cronista Luis Pastrana, en la zona de Espacio León y, con el río como guía – y obstáculo – recorrieron un circuito plagado de obstáculos.
Trincheras, soga, muros o zonas en las que habia que reptar, además de tener que cruzar el río como buenamente se pudiera, formaban parte de este circuito plagado de dificultades que superar.
Los gladiadores se batieron en el barro, en el agua y en las alturas para superar todos estos obstáculos, con un salto sobre el fuego para alcanzar la meta de una prueba donde, más allá del tiempo registrado, lo realmente relevante es superar tus propios límites.
Fue también una oda al compañerismo, con grupos de amigos que colaboraban entre ellos para superar cada obstáculo, para que nadie se quedara atrás. Porque lo importante era llegar, en grupo: todos eran gladiadores.
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